✩ Howl of the moon 🌙✨ | Kireand

Quizás fue la decisión menos congruente de Thomas, sus pensamientos se encontraban avocados en su objetivo ciego de poder librar una batalla que llevaba consigo desde sus primeros años de vida. La existencia de hombres lobos en la sociedad mágica, que formaron parte de grupos carroñeros que mataban a voluntad a aquellos que no pensaban de cierta manera, llevaron al fin de la madre del muchacho.

Era tarde, sus compañeros se preparaban y encaminaban al expreso para el regreso a Londres, donde pasarían las fiestas. Thomas por su parte, se encaminó sigilosamente hasta la sala común, su tiempo había llegado. Meses antes, confeccionó un traje a partir de una vestimenta roñosa y antigua que poseía en su maleta, intentando camuflar su rostro pálido y su cabellera rubia. Vestido, cruzó el castillo hasta encaminarse por la noche en el frío bosque.

— El sombrío encuentro —

Caminando lentamente, con la intención de no tropezar en la oscuridad, sabiendo que encender la varita para iluminar el camino delataría su andar, Thomas se adentró en un atajo camino al bosque, su deseo de venganza le consumía, pero era muy joven para pensar racionalmente, cargando los traumas de su pasado. La luna se asomaba, sabía perfectamente que era la hora adecuada, los licántropos comenzaban la hora de su apogeo a la luz de la luna. El muchacho no contaba que en su camino se cruzaría quizás el lobo equivocado, su primo.

Entre sus pisadas, el lobo que se encontraba en las cercanías, con su olfato y agudo oído, percibió la presencia de Thomas reconociéndolo. Tedd conocía perfectamente la clase de persona que era Thomas y su pensamiento a los de su clase, por lo que no dudaba en darle la lección de su vida, aquella que la cambiaría para siempre. Entre las malezas, Thomas percibe que no se encuentra solo, con su varita en mano comienza a escuchar los gruñidos de su primo en su forma lupina. —¡Sal, aberración! — Gritó Thomas al escuchar la presencia de la bestia de pelos que se encontraba cercano a él.

Esto provocó que el lobo propiamente tal decidiera de una vez por todas colocar fin al pensamiento retrogrado y purista de su familiar, por lo que en un acto de sacrificio, se acerco a él para atacarle y morderle. —¡Conjuntivis!— recitó Thomas al lanzar el embrujo cegador, pero el lobo era astuto y logró esquivarlo, lanzandose contra el muchacho y usando toda su fuerza lupina, logró derribarlo y tumbarle en el suelo, reteniéndolo entre sus garras a la vez que Thomas incrusta su varita en su globo ocular provocándole una lesión, enfadando aún mas a la bestia.

La varita de Thomas cayó unos centímetros fuera del alcance de su mano, mientras el licántropo con sus dientes afilado miraba desde arriba al muchacho de diecisiete años, percatándose de la acción de recuperar su varita, Tedd Peverell no dudó en clavar sus dientes llenos de saliva en el brazo diestro de Thomas, provocando un fuerte dolor y un grito desesperado por parte del muchacho. Con patadas y puños con su izquierda, intentaba alejar al hombre lobo que a esta altura ya tenía dominio sobre él, golpes bajos no evitaron que un segundo mordisco en el muslo y un arañazo en su pecho impactaran en la piel del mas joven de los Peverell.

— La infección —

Consumado su encuentro, su energía y fuerza vital al borde de esta dimensión, Tedd lupino decide dejar el cuerpo malherido de Thomas en medio del bosque para escabullirse nuevamente en los pastizales y adentrarse al bosque. Thomas estaba echado a su suerte, inconsciente, moribundo, solo una esperanza podía salvarle la vida.
Al siguiente día, luego de una búsqueda intensa, Éride, la hermana de Thomas inició la cruzada por encontrar a su hermano, luego de que esta no le viera ni subir al expreso ni encontrase en el estudio que ambos compartían en el caldero chorreante.

Sara y Annelise recibieron la primera alerta, siendo esta primera quien convoca a Éride en el colegio para poder juntar las pruebas del desconocido paradero de Peverell, logrando encontrarlo solitario, sin energías y al borde del shock por la perdida de sangre. Thomas era trasladado a la enfermería en compañía de las féminas y Scamander, novio de Éride. Acompañado del grupo de profesionales, una medibruja atiende las heridas de Thomas, necesitando averiguar exactamente lo ocurrió para propiciar su atención de manera efectiva, pero este se negaba, sabia perfectamente que su hermana perdería la confianza en él al contarle lo ocurrido, por lo que solicitó la mas plena confidencialidad a la medibruja para informarle la mordedura por licántropo que sufrió aquella noche.

Limpiando sus heridas, entre medio de quejidos, la medibruja logró que Thomas pudiera recomponerse, aunque sabia perfectamente lo que estaba por ocurrir, insistiendo en que debía contar lo sucedido a su hermana, pero este, seguía insistiendo en su confidencialidad. A pesar de los avanzados y exhaustivos estudios de Thomas acerca de los hombres lobos le hacían saber perfectamente la posibilidad de ser parte de uno de ellos, el muchacho ignoró esta premisa debido a lo nublado que se encontraba producto de la verguenza que sentía al estar en presencia de su hermana mayor.

La saliva hizo lo suyo, pero no sería hasta mas tarde que el muchacho comenzaría a sentir los primeros síntomas, ignorando por completo su devenir, solo pensaba en la abierta posibilidad que estuvo de morir y de dejar a su hermana a su suerte, a sus amigos y la profesora de adivinación, que Thomas, le gustaba observar en clases en una mezcla de amor pasional juvenil. El chico descansa en la enfermería hasta que llegue el día y retome sus labores académicas, el chico se unía así a la manada Peverell de lobos y aún ni lo sabía.

El nuevo aspecto de Thomas incluía cicatrices en su pecho y en su cuello debido al fuerte agarre del licántropo alrededor de sus yugulares, mayormente se encontraba sudoroso y con ansiedad, esperaba nunca más encontrarse al menos con aquel lobo que acecho su suerte.

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